25.2.09

Naschmarkt y centro

Nuestros pies, olvidando todo cansancio que la exhaustiva mañana hubiera podido producir en nuestros cuerpos, comenzaron a caminar nuevamente, en pos de la búsqueda del Naschmarkt, situado en Kettenbrückengasse. Quizás no lo sepáis, pero el Naschmarkt y, en general, los mercadillos callejeros de frutas y verduras (y también de vinos), son una de las señas de identidad de las tierras del Norte de Europa; éste, en concreto, era el más famoso de Viena, y estaba situado a tan sólo cinco minutos de nuestro hotel.















Al llegar, nos encontramos de cara con una explosión de color, que llegó de la mano de flores multicolores que se agolpaban en cada esquina y parecían haberse puesto sus mejores galas para saludarnos. Tulipanes, margaritas, peonías... Miles de formas y colores que parecían querer embrujarnos con aquellos largos vestidos más brillantes que el alba. Asimismo, las frutas, las verduras, la carne, el pescado... Todo a un tiempo parecía sacado de un delicioso cuento de hadas, nos transportaba a tiempos pasados; tiempos medievales en los que los mercaderes pregonaban a voz en grito la idoneidad de sus productos.

Lo adoré... y adoré sus voces, adoré su aire, su ambiente... Y adoré la amabilidad de sus comerciantes, su olor... Y la nieve que comenzaba a caer sobre nosotros lentamente...

Pero adoré mucho más el descubrimiento de algo que supuso para ambos dos todo un descubrimiento, y fue la aparición de un nuevo héroe en nuestras vidas: el "warro" mangalica, un tipo de warro que parece una mezcla de warro y oveja (cuerpo de oveja y cara de warro). Nuestra alegría (para unos más que para otros XD), no conoció límites (agh!! quiero un warro de éstos!!!).






Pero había que ir a descubrir más cosas y monumentos, así que nos fuímos en dirección al centro, donde vimos una tienda de muebles con un logo más que curiosos que nos dejó más sorprendidos que un payaso en una cena de gala.











Sin saber cómo ni cuándo, nos encontramos ante la preciosa Iglesia de San Karl, situada en la plaza del mismo nombre (Karlsplatz). Su preciosa cúpula, de color aguamarina (más cercana al verde mar que al azul), aparecía flanqueada por dos bellísimas y altas columnas, enteramente grabadas por unas manos expertas; los relieves, mostraban la historia de algunos de los emperadores cuyos pies habían pasado por la gigantesca construcción.

La imagen de San Carlos Borromeo, cuyo nombre es la seña de identidad del tempo, aparecía en todas y cada una de las manifestaciones del mismo, junto con el último Emperador del Imperio Austrohúngaro, Carlos I (que, casualmente, es beato y está en proceso de canonización por la Iglesia católica, aunque aún no he podido precisar enteramente los motivos).

Me pareció preciosa hasta que Cheto sugirió la brillante idea de subir a la cùpula para tomar unas fotos de la ciudad a vista de pájaro. Lo que me recorrió el cuerpo, fue malo, y más al subir por una maltrecha escalera de chapas y maderas que se movía con cada paso que dábamos ; y mucho más cuando un señor de bastante buen ver decidió subir igualmente, haciendo que todo aquello se tambalease. Mientras Cheto tomaba fotos, yo me cagaba en todo lo cagable, maldiciendo contra las alturas y contra todo (sí, maldecía en una Iglesia); sobre todo, maldije con el señor que estaba haciendo que se moviera la inestable construcción.

Al bajar, temblaba y estaba casi llorando... Vértigo...

La noche iba haciendo acto de presencia, los últimos rayos de Sol acariciaban la fachada de los edificios, en tanto que toda presencia humana iba abandonando las calles de la Viena Imperial. La catedral de San Stephan (situada en la plaza del mismo nombre), se veía sumergida en un mar de sombras que tan sólo las tenues luces de las farolas podían romper.

Entonces, un encuentro... Una palabra en nuestro idioma, sonrisas, una sorpresa... Se trataba de un hombre vestido a lo Mozart (casaca azul celeste, sombrero de tres picos y pantalón azul), que promocionaba conciertos, pero eso no quitó que estuviésemos un buen rato hablando, muertos de frío, en mitad de la Stephanplatz. Habló de la Eurocopa, manifestando orgulloso que: "Yo, en la final, estuve al lado de Manolo el del Bombo"; diciendo lo mucho que le gustaba España, hablando de todo y de nada a un tiempo.















Recuerdos de un deporte, recuerdos de varios partidos... Un austríaco que nos habla de la belleza de España, de Andalucía; que se para con nosotros a hablar y nos obsequia con la mejor de sus sonrisas; palabras en español, intercaladas con anglicismos varios.

Una propuesta que no podíamos rechazar (un concierto, ópera... un recital)... Un obsequio:champán!!

¿Y qué mejor nos podía ofrecer Viena... que deleitarnos, al día siguiente con la música de Mozart y Strauss? Concierto, ópera... Recital...

Pero mientras, tocaba irse a "momir"... para volver a levantarse a las 7:00hs!!! Pero antes de llegar a nuestro modesto hotelito, nos dio tiempo a ver la magnificencia del Hotel Sacher, donde un mísero trozo de tarta puede costarte hasta 20€.

23.2.09

No lo sé...

Sencillamente, no lo sé...

No sé cómo ayudarte, no sé a quién acudir, no sé hacia dónde mirar...

Sería muy fácil retirarme, sería muy fácil obviar los acontecimientos que ahora se tornan oscuros. Sería muy fácil cerrar los ojos, evadirme de esta realidad que ahore se me antoja amarga, dolorosa, cruenta. Esta realidad que no es sólo tuya, que es mía, pues yo soy tú; esta realidad que es parte de nuestra vida, de nuestro entorno...

Esta realidad que tanto te está mermando... Está realidad que tanto mal está haciendo...

No sé cómo ayudarte, Dios sabe que no lo sé; sencillamente, no lo sé...

Sólo puedo estar a tu lado, decirte que "te quiero"... Estar contigo... Sencillamente, estar contigo...

19.2.09

Viena


Por fin volví de Viena.

De vuelta a la realidad, despertando de un sueño del que jamás hubiera querido despertar, pues son tantas las maravillas que mis ojos contemplaron, tantos los momentos vividos y tantos los instantes... que casi lloro de emoción al tratar de evocarlos.

Las palabras carecen de sentido y se tornan vacías al tratar de evocar imágenes que quedaron clavadas a fuego en mi alma. Jamás podría describir con palabras aquello que mi corazón albergará como los momentos más deliciosos de mi vida.

Y es Viena... por siempre, Viena...

17.2.09

Viena, Día 1: La llegada. Pasos y sonrisas

Todo camino, tiene un principio; todo camino, se inicia por un determinado momento que nos incita a dar ese paso que nos conducirá a nuestro tan ansiado destino. Algunos destinos, tienen billete de ida y vuelta; otros, no.

En mi caso, el billete era de ida y vuelta, aunque a día de hoy tiene claras expectativas de que pueda repetirse; tal vez por un período de tiempo mayor al que hemos gozado, pero todo dependerá de los acontecimientos venideros.

Un viaje que tenía un mayor aliciente por la sorpresiva posibilidad de montarme, por primera vez en mis casi 27 años de existencia en el mundo, en un avión. Y no una vez, sino cuatro.

Quizás, todos aquellos que han sufrido en sus carnes un vuelo de casi cuatro horas de duración (Málaga-Madrid, 60 minutos; Madrid-Viena, 2:50 horas), se dejen llevar por ese relativo cansancio que todo viaje largo ocasiona, más en el cuerpo que en el alma, obviando tal vez por unos minutos preciosos las razones que los llevaron a emprender un largo viaje. Olvidan que sus ojos contemplan un espectáculo visual mucho mayor que el que jamás hubieran imaginado, dejándose cegar por las esperanzas de llegar a encontrarse, más pronto que tarde, con un cómodo colchón en el que descansar sus fatigados huesos.

No fue éste nuestro caso...

Y es que, atónitos, pese a la oscuridad que envolvía la ciudad imperial, nos dejábamos deslumbrar por la magnificencia de los edificios, grandiosos en todo su esplendor; por la luminosidad de sus calles, por el encanto del Danubio que, lejos de ser aquel río azul que Strauss nos dibujó de forma romántica en sus valses, reflejaba unas estrellas que parecían ser el vivo reflejo de mis ojos.

Nuestros pasos resonaban fuertemente en unas calles parcialmente vacías, unas calles por las que apenas paseaban unos pocos transeúntes que, amablemente, nos indicaban el camino a seguir para llegar a nuestro hotel, situado en la Margaretstrassen nº 53, a tan sólo diez minutos del centro de la ciudad. El inglés, esa lengua universal que había considerado parcialmente inútil en mis primeros años de existencia, me dio la clave para entenderme con aquellos que, pese a expresarse en una lengua para mí desconocida, como es el alemán, se ofrecían a prestarnos su ayuda desinteresada.

Sonreímos. Ellos nos sonreían.

Fue en ese momento, y en otros muchos que se sucedieron, cuando entendí algo que muy pocas veces nos paramos a pensar. Por encima de toda comunicación, hablada o escrita; por encima de toda lengua, de toda canción o melodía; por encima de todo eso, existe un lenguaje universal que se yergue como llave que abrirá todas las puertas que podamos encontrarnos, la llave auténtica que determinará nuestra vida...

La comunicación universal de la sonrisa.

Y es que, a lo largo de nuestro viaje, la sonrisa ha sido la principal protagonista; la sonrisa de esa ciudad situada en el norte de Europa en la que, pese a las bajas temperaturas y a los pequeños copos de nieve que nos saludaban cada mañana, encontré una calidez con la que nunca hubiera podido soñar.

Sentaos a mi alrededor, poneos cómodos, dejad volar vuestra imaginación si queréis, pero prestad atención al sonido de mi voz, que ansía transportaros a tierras lejanas, a esas tierras de mis sueños. Quizás mis palabras carezcan de la belleza o la musicalidad que la narración mereciera; quizás carezcan de una magnificencia que sólo es posible vislumbrar a través de los sentidos; quizás no sea digna de describir con palabras aquello para lo que aún no se ha inventado el perfecto calificativo.

No obstante, lo intentaré...

Sentaos, escuchad... El viaje comienza...

9.2.09

Villanos del anime

Hay malos y hay villanos hijos de puta. Os dejo una lista con los villanos con más estilo con los que me he cruzado en el anime:

Charles di Britannia

El 98º emperador del Sacro Imperio de Britannia en Code Geass. Con su discurso "No somos iguales" en el que distinguía a ciudadanos del Imperio a las colonias dominadas, se ha ganado a pulso su inclusión en mi lista. Déspota como él sólo y sectario como el que más.

J

Sí, se llama "jota". Es uno de los millones de malos que aparecen en Bobobó y es el más poderoso de los Seis Cibercaballeros. Tiene la cabeza de ajo o cebolla (es algo que nunca se llega a conocer), bigote, viste de traje de ejecutivo y domina la poderosa técnica del Sol Negro. Además, suelta unas parrafadas pseudofilosóficas que cambian hasta el estilo de dibujo. No es que sea malo, es que tiene muchísimo estilo.

Griffith

Bajo esta carita angelical se esconde el malo de Berserk, el líder de una banda cuyo único objetivo es convertirse en soberano de lo más alto que pueda aspirar. Es la fuente de confianza de sus seguidores: la Banda del Halcón, pero es capaz de matarlos a todos en un macabro festival de monstruos y demonios para convertirse en una especie de Señor del Mal omnipotente. Es cruel con Gatsu (el protagonista) por no obedecer sus órdenes y con Casca, a quien de pequeña salvó de la muerte. Mata, miente, viola y arrasa a todo lo que se pone en su camino. Menudo cabrón él.

"Monster"

Da su nombre a la serie "Monster", aunque el nombre con el que se le conoce no os lo diré porque corre riesgo de spoiler. Deciros que este es peor que el anterior villano, mucho peor, porque ataca desde mucho más profundamente: va de bueno, hace que los demás confíen en él y, sin previo aviso... ¡zasca! Es muy muy muy malo. El que más, sin duda.


Lelouch

Sí, aunque sea el protagonista de Code Geass y al final sus fines fueran lo bueno que fueran, Lelouch me parece un villano en toda regla, sobre todo en la última parte de la serie. Y es que el fin no justifica los medios, Lelouch, y se pueden conseguir muchas cosas sin no estar hecho un cafre, un salvaje, un mentiroso y un hijo puta. Por mí, se llevaría la palma sólo por la cantidad de gente asesinada por sus órdenes.

Pues hasta aquí los míos ¿cuáles son los vuestros?

6.2.09

Casillas vs. Fesser: Me siento seguro

No digo más. El anuncio es descojonante XD

San Valentín en Viena


No soy muy dada a celebrar San Valentín, pues siempre he pensado que se trata de una "fiesta" creada especialmente por el Corte Inglés para vender tonterías. Igualmente, las fechas señaladas que celebro con mi pareja (además de los consiguientes cumpleaños), son las de los aniversarios de novios (el día que hacemos el año), porque lo de cumplir meses... lo veo una tontería, la verdad. Si cada día estás con tu pareja, compartes momentos y cualquier momento es bueno para estar juntos y celebrar lo que sea, ¿por qué tenemos que someternos a un día concreto para hacer algo? Yo lo veo como una tontería, pero habrá mucha gente que no lo vea así (lo cual respeto).

En esta ocasión "San Compretín" viene con un regalito de Reyes un poco atrasadillo, (porque es un regalo de Reyes, no de San Compretín) y es mi próximo viaje a Viena.

Mentiría si dijera que no me parece la mejor forma de celebrar algo que está por encima de las compras y las grandes demostraciones de amor que tienen algunos para manifestar relaciones que, a veces, no se creen ni ellos mismos. Mentiría si dijera que el sólo hecho de pasar ese tiempo junto a mi pareja, no me parece mucho mejor que el hecho de gastarme dinero en regalos materiales que tienen una fecha de caducidad (flores, bombones y tonterías por el estilo).

El amor no se mide por los regalos, no se mide por la posibilidad siempre presente de realizar escapadas a golpe de talón fin de semana sí y fin de semana también a lugares indeterminados del mapa, en pos de un fin de semana catalogado como "romántico" (¿por qué debemos catalogar las escapadas como románticas o no? Cualquier escapada puede ser especial, sea del tipo que sea); el amor no se mide según el tamaño de la cartera del ente masculino (a pesar de que para algunas hembras interesadas eso juega un rol muy importante), no se mide tampoco en base a la cantidad de veces que puedas decir "te quiero" (siempre he pensado que más vale un "te quiero" sincero, que una concatenación de frases que se dicen ya por decir); no se mide en base a la celebración de fechas creadas en base al interés de los centros comerciales para que sus clientes ingenuos se gasten ingentes cantidades de dinero para celebrar un "día del amor" que no se creen ni ellos mismos.



El amor ha de sentirse en cada momento, en cada instante. Y no debe basarse en la posibilidad de mantener a tu pareja a golpe de talonario (algún día hablaré de los individuos "cornucopias"). El amor sólo adquiere importancia con el transcurrir de los días, de los meses, de los años, sólo llegando a entender su magnitud cuando se ha dado el gran paso, no de la posibilidad de haber llegado al "encamamiento" con la persona ¿amada? (sí, porque para algun@s juega sólo el interés por el sexo y el talonario que el simple hecho de estar juntos), sino desde el momento en que se tiene un proyecto de vida común que, en ocasiones, aparece casi de puntillas (y éste no aparece en el octavo mes; la idea de unirse a la otra persona, por papeles o por la mera convivencia, aparece más tardecillo). El amor es el hecho de sentir que, si estás lejos de la persona amada, falta algo en nuestra vida, nos sentimos incompletos, vacíos; amar es darlo todo a cambio de nada...

Para mí, el hecho de ir a Viena en San Valentín, no significa la celebración de esa fecha adoptada recientemente, sino la posibilidad de realizar un viaje maravilloso con el que llevo soñando casi desde que era pequeña y del que seguro me traeré muy gratos y buenos recuerdos, imágenes bellísimas, momentos inolvidables... y tartas. Muchas tartas.

5.2.09

Despedimento


Despedimento: Acción de despedir, despedida

Comienzo con un "hola", para terminar con un "adiós"...

Sigo el rumbo de mis pies, que se hunden en la arena; sigo el curso de las aguas, que humedecen mis tobillos.

En mis manos, mil estrellas; en mis ojos, la ilusión.


Ningún camino se comienza con la tristeza como compañera; aunque todo camino abandonado y que ha significado algo para nosotros, finaliza con la tristeza como amante.

Lágrimas en mis mejillas, sabor salado que se pierde en las comisuras de mis labios.

¿Adónde voy? No lo sé...
¿Por cuánto tiempo? Tampoco...

No sé ni tan siquiera si volveré, no sé ni tan siquiera si merece la pena irme... Pues estoy confusa... Confusa y triste, todo hay que decirlo...

Habrá alguien que ocupe mi lugar, eso no hay duda alguna; alguien que a lo mejor se fue, alguien que volverá... Por eso, no sé si merece la pena que yo continúe... Sinceramente, no lo sé...


Llamadme, y acudiré...

Buscadme, y me encontraréis...


Porque nadie se va del todo...

Y yo permaneceré allí, en esa frontera situada entre sueño y realidad, en el lugar donde depositamos los sueños.

Comencé con un "hola"...


Termino con un... ¿"adiós"?

2.2.09

Premios Goya 2009

Independientemente de que anoche, sobre una alfombra de un controvertido color verde botella, sobre la que se podía apreciar la presencia de letras doradas (como si hubieran escapado de un anuncio navideño de Freixenet); independientemente de que todas las luces y flashes, más que buscar la mejor foto de actores, directores y personal varo, quisiesen captar el mejor posado; independientemente de los kilómetros de silicona por metro cuadrado que pudimos ver situados en labios, pecho y glúteos (y no dudo que en otros sitios más); independientemente de que nos pusiéremos a buscarle (sin éxito) el trasero postizo a "Pe" (que dejó las pechugas de pollo con su ¿"novio"? Bardem) y de "Mo" (a la que no le hubiera venido mal un sujetador de esos que te aumentan dos tallas más); independientemente de que cada vez elijan a un presentador que, lejos de tratar de compaginar el buen desarrollo de la gala con un sencillo toque de humor, se esfuerce por hacer un ridículo que a veces raya con lo vulgar; independientemente de que la Gala de los Premios Goya se conciba hoy día más como un escaparate de muestra de carne y vestidos gratuitos que como un Festival de Cine, no quiere decir que pierda un ápice de ese glamour que lo envuelve año tras año.

La noche tuvo un nombre claro, un nombre que derrotó (y que conste que no me gusta emplear esta palabra) a la clara favorita (que, por otro lado, tanto promocionaba A3TV en sus programas y recesos); la vencedora es una historia de amor, de dolor, contada a través de los bellísimos ojos azul-verdosos de una niña de doce años, bellísima pese a su juventud que, no me cabe duda, conseguirá abrirse paso poco a poco en esta difícil industria que es el cine. Fue la noche de "Camino", la historia del dolor, de la muerte; una historia basada en un hecho real, que tantas controversias creó a lo largo de su proyección en los cines.

Muchos se mostraron contrariados ante el hecho de que la película de "Sólo quiero caminar", se marchara como la "gran perdedora", al no conseguir todas las estatuillas a las que optaba (de once candidaturas, sólo se llevo un galardón). Muchos consideraron que "Camino" no ofrecía las cotas de calidad que el título de "Mejor Película" requería. Aunque a mí no me lo pareció...

Tuve la suerte de poder visionar la película en cuestión y he de reconocer que me emocionó. No por los efectos especiales o por el supuesto "morbo" que pudiese crear (la historia de Alexia González-Barros, en la que se basa parcialmente la película, aún es un tema en el que muchos no se ponen de acuerdo, y lo usan como arma de doble filo para crear falsas "leyendas urbanas" en torno a un hecho que sólo mostraba el sufrimiento de una niña a la que la vida le fue arrebatada demasiado pronto). La película me emocionó por la gran actuación de Nerea, por la sensibilidad que transmitía, por la emoción... Por esa dulzura destilada por la protagonista aun en medio de su cruento final, por esa historia con pinceladas de cuento de hadas (porque, en sí misma, la vida de los niños comienza como un Cuento de Hadas). Lloré cuando la ví, no hay duda...

Aun así, tengo pendiente el visionado de la película "Los Girasoles ciegos", que muchos han catalogado como la "mejor del año" (pese a no haberse llevado el Goya), por el sólo hecho de haber sido elegida como nuestra embajadora en los Oscar (aunque no haya llegado a la finalísima).

En fin, tendré que verla...

Mientras, os dejo con el palmarés completo.


- MEJOR PELÍCULA: "Camino".
- MEJOR DIRECCIÓN: Javier Fesser, por "Camino".
- MEJOR DIRECCIÓN NOVEL: Santiago A Zannou, por "El truco del manco".
- MEJOR ACTOR: Benicio del Toro, por "Ché, el argentino".
- MEJOR ACTRIZ: Carme Elías, por "Camino".
- MEJOR ACTOR DE REPARTO: Jordi Dauder por "Camino".
- MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Penélope Cruz, por "Vicky Cristina Barcelona".
- MEJOR ACTOR REVELACIÓN: Juan Manuel Montilla Langui, por "El truco del manco".
- MEJOR ACTRIZ REVELACIÓN: Nerea Camacho, por "Camino".
- MEJOR GUIÓN ORIGINAL: Javier Fesser, por "Camino".
- MEJOR GUIÓN ADAPTADO: Rafael Azcona y José Luis Cuerda, por "Los girasoles ciegos".
- MEJOR MÚSICA ORIGINAL: Roque Baños por "Los crímenes de Oxford".
- MEJOR CANCIÓN ORIGINAL: A tientas, de "El truco del manco".
- MEJOR DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN: Rosa Romero, por "Los crímenes de Oxford".
- MEJOR FOTOGRAFÍA: Paco Femenía, por "Sólo quiero caminar".
- MEJOR MONTAJE: Alejandro Lázaro por "Los crímenes de Oxford".
- MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Antxón Gómez por "Ché, el argentino".
- MEJOR DISEÑO DE VESTUARIO: Lala Huete por "El Greco".
- MEJOR MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: José Quetglas, Nieves Sánchez y Mar Paradela, por "Mortadelo y Filemón: Misión salvar la Tierra".
- MEJOR SONIDO: Daniel de Zayas, Jorge Marín y Maite Rivera, por "Tres días".
- MEJORES EFECTOS ESPECIALES: Raúl Romanillos, Pau Costa, José Quetglas, Eduardo Díaz, Álex Grau y Chema Remacha, por "Mortadelo y Filemón: Misión salvar la Tierra".
- MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN: "El lince perdido".
- MEJOR PELÍCULA DOCUMENTAL: "Bucarest, la memoria perdida".
- MEJOR PELÍCULA HISPANOAMERICANA: "La buena vida", de Andrés Wood (Chile).
- MEJOR CORTOMETRAJE DE FICCIÓN: "Miente", de Isabel de Ocampo.
- MEJOR PELÍCULA EUROPEA: "4 meses, 3 semanas, 2 días" (Rumanía)
- MEJOR CORTOMETRAJE DE ANIMACIÓN: "La increíble historia del hombre sin sombra", de José Esteban Alenda.
- MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL: "Héroes. No hacen falta alas para volar", de Ángel Loza.

Como última pincelada, decir que, en absoluto, me considero crítica de cine, sino que la opinión de hoy la doy como una espectadora más a la que le ha satisfecho el resultado de las votaciones de la Academia. Igualmente, señalar que, a día de hoy, tengo pendiente el visionado de dos de las películas que entraron a concurso: "Los girasoles ciegos" y "El Greco".

1.2.09

Monster


Monster es el último anime que he terminado y, por no ser pretensioso, no voy a decir que es el mejor que he visto hasta la fecha... pero casi.

1) Los personajes son brillantes: profundos y realistas, con muchísimo carisma y a los que acabas cogiéndole cariño (mención especial a Grimmer).
2) La historia es sencilla pero completísima, con unos giros de guión muy acertados que te mantienen en vilo capítulo a capítulo. Y eso que son setenta y pico (y, demonios, no sobra ninguno).
3) La animación es modesta, pero muy apropiada para el realismo de la serie. Está muy bien ambientada en esa Alemania de hace unos veinte años.
4) Ese una serie de intriga, de misterio, en la que no hace falta ninguna tontería ni un mal recurso para hacer reir: divierte sin que sueltes una carcajada, pero también conmociona, entristece y enfurece al espectador.
5) Y por último, tiene al malo más malo que haya visto jamás en un anime: Es MALO MALO!

En otras palabras, ¡esta sí que hay que verla, obligadamente!