Muchas personas pasan ante nuestros ojos y en nuestra vida; unas, pasarán sin pena ni gloria, llegando a ser tan sólo meros reflejos de una vida pasada que ya fue; otros, recalan en nuestras vidas de una forma más o menos controvertida, siendo difícil olvidar su presencia, ya sea por sus obras, por su misma esencia o por haberse convertido en personajes controvertidos que, en sus inicios, pocos supieron apreciar.
En este último grupo se encuentra, quizás, el fallecido periodista deportivo Andrés Montes, que el pasado sábado fue encontrado sin vida en su domicilio madrileño. Aparentemente, la muerte fue producida por un infarto de miocardio, aunque hacía tiempo que arrastraba problemas de corazón que, sin embargo, nunca exteriorizó en su trabajo. Quizás fuese esa sempiterna sonrisa suya y esas ganas de vivir lo que lo convirtieron en un auténtico icono del mundo periodístico en los últimos años, ya que ese optimismo quedaba impreso en su trabajo, en cada una de las retransmisiones que hacía.
Atrás quedan los piques entre un iniciado Salinas, que contemplaba entre risueño y orgulloso, los piropos que le lanzaba el canario, en medio de cada partido: "Hoy te quiero más que ayer, pero menos que mañana" y "¿Dónde están las llaves, Salinas?"
Atrás quedaron unos compungidos E.T. (Gasol), Mr. Catering (Calderón) el Tiburón (Puyol), y tantos motes que nos hacían más amenas (y hasta divertidas) las jornadas deportivas narradas por este astro de la información, por este ídolo de masas.
Atrás quedaron frases tan impactantes como el "Tiki Taka" o el recuerdo a una paloma que se estrello contra un balón de fútbol, y homenajeada por el canario con su "Cucurrucucú Paloma". Atrás quedaron los gritos de celebración por unas canastas imposibles ("Trrrrrriiiiiiiipleeeeee!!!") y por tácticas deportivas que culminaban con un resultado inesperado e impactante ("Jugón!!").
Pero lo que no quedó atrás fue la frase que llenó su vida profesional y personal hasta el momento de su muerte; una frase que, sin duda, permanecerá siempre en nuestros corazones y lo recordará tal como era: con una sonrisa en los labios.
En este último grupo se encuentra, quizás, el fallecido periodista deportivo Andrés Montes, que el pasado sábado fue encontrado sin vida en su domicilio madrileño. Aparentemente, la muerte fue producida por un infarto de miocardio, aunque hacía tiempo que arrastraba problemas de corazón que, sin embargo, nunca exteriorizó en su trabajo. Quizás fuese esa sempiterna sonrisa suya y esas ganas de vivir lo que lo convirtieron en un auténtico icono del mundo periodístico en los últimos años, ya que ese optimismo quedaba impreso en su trabajo, en cada una de las retransmisiones que hacía.
Atrás quedan los piques entre un iniciado Salinas, que contemplaba entre risueño y orgulloso, los piropos que le lanzaba el canario, en medio de cada partido: "Hoy te quiero más que ayer, pero menos que mañana" y "¿Dónde están las llaves, Salinas?"
Atrás quedaron unos compungidos E.T. (Gasol), Mr. Catering (Calderón) el Tiburón (Puyol), y tantos motes que nos hacían más amenas (y hasta divertidas) las jornadas deportivas narradas por este astro de la información, por este ídolo de masas.
Atrás quedaron frases tan impactantes como el "Tiki Taka" o el recuerdo a una paloma que se estrello contra un balón de fútbol, y homenajeada por el canario con su "Cucurrucucú Paloma". Atrás quedaron los gritos de celebración por unas canastas imposibles ("Trrrrrriiiiiiiipleeeeee!!!") y por tácticas deportivas que culminaban con un resultado inesperado e impactante ("Jugón!!").
Pero lo que no quedó atrás fue la frase que llenó su vida profesional y personal hasta el momento de su muerte; una frase que, sin duda, permanecerá siempre en nuestros corazones y lo recordará tal como era: con una sonrisa en los labios.
"Porque la vida puede ser maravillosa".
Descanse en paz