Hoy vamos a analizar detenidamente una de las numerosas campañas de marketing que llegan hasta nosotros por medio de las ondas televisivas en estas fechas tan señaladas; este año, quizás, más señaladas si cabe, dado el panorama que sufrimos en este país que un día se llamó España y que, a día de hoy, cuenta con la tasa de paro más alta de Europa.
El anuncio, en cuestión, es el de una conocida marca de chocolates que, curiosamente, sólo se vende en Navidad. Un anuncio en el que, el protagonista indiscutible, es el gran elemento y propulsor del consumismo que, ataviado con su hortero traje de color rojo (que ha robado los algodones al hospital más cercano), incita a comprar sus productos de forma más que clara.
Por un lado, de forma indirecta (y encubierta), incita al consumo de Coca-Cola. No olvidemos que este engendro es su lacayo por excelencia, magnicida y especulador; quiere acabar con cualquier marca que le haga la competencia a su alma máter, con el pequeño y mediano empresario que, en estos tiempos, trata de abrirse paso en medio de la vorágine consumista, vendiendo productos que, no por ser de precio inferior, tienen una calidad ínfima.
Por otro lado, destaca su incitación al mercado infantil.
"Llevan un año esperando", dicho con una voz gutural, como si estuviera soltando un hondo eructo con cada sílaba.
Sabemos que los niños son los que, con más ilusión, esperan la llegada de la Navidad para que LOS REYES MAGOS les traigan los juguetes soñados. No esperan precisamente a la llegada de una tableta de chocolate que, más que una golosina, se trata de una droga adictiva que incita a los pequeñuelos a querer comprar más y más, con la desesperación de sus pobres padres, que observan impotentes cómo este ser repulsivo de la naturaleza atrae a sus hijos con "CHOCOLATE PURO" (y ya sabéis por dónde voy).
Y por último, lo que me quedaba por ver: el intento de sobornar y comprar a los padres con un billete de 500€ encubierto en las tabletas de chocolate, la prueba irrefutable que me hace sospechar que la industria del GP se encuentra en una crisis igual o mayor a la del resto del mundo. Aunque éste ser despreciable, lejos de solidarizarse con los pobres parados, intenta atrarlos hacia sí, con el fin de acercarse a sus pequeñuelos, con una oferta muy difícil de rechazar estos días: EL DINERO.
No sólo te basta con la nocturnidad y alevosía; ahora también recurres al soborno, ¿no, artista?
Este año te vas a enterar...
El anuncio, en cuestión, es el de una conocida marca de chocolates que, curiosamente, sólo se vende en Navidad. Un anuncio en el que, el protagonista indiscutible, es el gran elemento y propulsor del consumismo que, ataviado con su hortero traje de color rojo (que ha robado los algodones al hospital más cercano), incita a comprar sus productos de forma más que clara.
Por un lado, de forma indirecta (y encubierta), incita al consumo de Coca-Cola. No olvidemos que este engendro es su lacayo por excelencia, magnicida y especulador; quiere acabar con cualquier marca que le haga la competencia a su alma máter, con el pequeño y mediano empresario que, en estos tiempos, trata de abrirse paso en medio de la vorágine consumista, vendiendo productos que, no por ser de precio inferior, tienen una calidad ínfima.
Por otro lado, destaca su incitación al mercado infantil.
"Llevan un año esperando", dicho con una voz gutural, como si estuviera soltando un hondo eructo con cada sílaba.
Sabemos que los niños son los que, con más ilusión, esperan la llegada de la Navidad para que LOS REYES MAGOS les traigan los juguetes soñados. No esperan precisamente a la llegada de una tableta de chocolate que, más que una golosina, se trata de una droga adictiva que incita a los pequeñuelos a querer comprar más y más, con la desesperación de sus pobres padres, que observan impotentes cómo este ser repulsivo de la naturaleza atrae a sus hijos con "CHOCOLATE PURO" (y ya sabéis por dónde voy).
Y por último, lo que me quedaba por ver: el intento de sobornar y comprar a los padres con un billete de 500€ encubierto en las tabletas de chocolate, la prueba irrefutable que me hace sospechar que la industria del GP se encuentra en una crisis igual o mayor a la del resto del mundo. Aunque éste ser despreciable, lejos de solidarizarse con los pobres parados, intenta atrarlos hacia sí, con el fin de acercarse a sus pequeñuelos, con una oferta muy difícil de rechazar estos días: EL DINERO.
No sólo te basta con la nocturnidad y alevosía; ahora también recurres al soborno, ¿no, artista?
Este año te vas a enterar...
¡¡¡VIVAN LOS REYES MAGOS!!!
¡¡¡MATEMOS AL GORDO PEDÓFILO
VESTIDO DE ROJO!!!
¡¡¡MATEMOS AL GORDO PEDÓFILO
VESTIDO DE ROJO!!!
2 comentarios:
Buffff!! yo creo que se tiene que estar enterando ya, porque me parece que este año la campaña anti-GP está siendo más activa e implacable que la del año pasado XD
Además que le estás dando por tos laos (por todas sus maldades): maltrato animal, maltrato infantil, soborno ... este GORDO lo tiene todo!!!! que lo metan en chirona pa los restos! XD
Si es que más que de Coca Cola parece de Movistar, copiando estrategias e iniciativas de otros.
El chequeregalo no es más que una burda imitación que la tarjeta-regalo de Willy Wonka, y eso de repartir chocolate a los pequeños es una estrategias que muchos camellos iniciaron hace muchísimo tiempo ya.
Ains.
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