Ayer, una vez finalicé mi jornada de estudio y tras darme mi consabido paseo virtual por las páginas de los periódicos nacionales, me encontré cara a cara con la siguiente noticia, que recogía el diario "El País": "El cuento de las hadas y los hados.Lo políticamente correcto choca con la tradición oral: Igualdad y UGT desaconsejan los relatos clásicos por sexistas - 'Blancanieves' o 'Cenicienta' siguen vigentes pese a las alternativas más actuales ".
Según una nueva iniciativa del Ministerio de Igualdad, se planea llevar a cabo la elaboración de los clásicos de los hermanos Grimm, Charles Perrault y tantos otros para hacer que tales cuentos dejen de abogar por la violencia de género o por el sometimiento de la mujer (no me estoy inventando nada, pues son estos los argumentos del organismo).
Bajo mi punto de vista, creo que en este país hay cosas que, a día de hoy, merecen más nuestra atención que el hecho de reformar clásicos infantiles. Porque, por esa regla de tres, deberíamos reformar, igualmente, otras grandes obras de la Literatura Universal; así, poniéndonos estrictos, nos encontraríamos con que el "Quijote" aboga por la esclavitud de Sancho Panza bajo el cruel sometimiento del malvado y loco Quijote; "Cinco Horas con Mario" retrataría la pérdida de la razón de una mujer que habla con su marido muerto, y que podría reflejar hasta tintes necrofílicos; y así un largo etcétera con el que no acabaríamos, pues la imaginación y la argucia dan para mucho más de lo que nuestro propio cerebro parece reflejar.
Sinceramente, no creo que la "reforma" de los cuentos de hadas, basándose en el hecho de que las mujeres esperan a su príncipe azul (¿acaso lo de la media naranja también es símbolo de debilidad?), vaya a reducir los casos de violencia de género existentes. Prueba de ello es que, pese a las "¿acertadas?" medidas iniciadas por el ya citado Ministerio, el número de mujeres asesinadas es considerablemente superior al del año pasado por las mismas fechas.
Para cambiar la moral social, hace falta algo más que un cuento, hace falta algo más que la Educación para la Ciudadanía. Para provocar un cambio en la moral social, habría que acabar con toda esa basura televisiva que tan sólo nos refleja esa parte de la sociedad que, lejos de abogar por el progreso, aboga por la consecución de dinero fácil por medio de la manifestación y el "cotilleo" de miserias ajenas que rozan la invasión de la intimidad y la violación de la propia dignidad. ¿No es mucho más apremiante acabar con toda esa basura, emitida en horario infantil, por medio de la que se vierten tantos insultos, improperios e historias para no dormir? ¿Toda esa basura que demuestra que el dinero fácil sólo se consigue por medio de las miserias ajenas?
Bajo mi punto de vista, esta reforma se trata de una imposición encubierta; la imposición de eliminar los clásicos populares de toda la vida, para elaborar una doctrina oculta.
Una imposición no es una democracia... Es una dictadura...
Yo pienso seguir contándoles el cuento a mis hijos tal como a mí me lo contaron, porque estos cuentos, por encima de toda la parafernalia sexista que puedan tener, tienen el mensaje que a todos nos transmitieron: un final feliz, que todo se consigue con esfuerzo y, a veces, hasta con sufrimiento.
Porque, tal como dijo Elizabeth Taylor emulando a una bellísima Cleopatra en la película homónima:
"Ningún hombre tiene derecho a destruir un pensamiento,
un vestigio del saber o una obra de otro".
He dicho.
2 comentarios:
Al ministerio de igualdad se le va la pinza proponiendo cosas totalmente inútiles y tirando dinero, el ministerio de vivienda que pasa el tiempo felizmente, el ministerio de cultura con la ley sinde que no va ni patrás ni palante, el de interior con actuaciones dudosas por aquí y por allá ...
Tanto dinero tirado, normal que les falte. En fin, esperemos que en el futuro se arregle todo esto y haya una estructura de gobierno medio sensata.
(De lo de los cuentos no digo ná porque es que no hace falta, es absurdo proponer algo así y llegar a ese extremo de obsesión por la igualdad. En el futuro quizá todos seamos totalmente iguales y grises, nos tendremos que poner calcetines en los pechines los tíos para ser todos iguales :P)
"Hola, soy el Ministerio de los Titulares de Prensa. Yo, su ministra, quise ser periodista del corazón y que mis teorías y palabras inundaran las páginas de las revistas en letras grandes, aunque no tuvieran sentido. Ahora que soy ministra he cumplido mi sueño.
Tú también puedes cumplir tu sueño.
No necesitas estudiar, ni presentarte a oposiciones, ni formarte. Simplemente...
be politic".
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