Muchos han especulado sobre el verdadero rostro de Cristo, tomando como base tres elementos (considerados reliquias), en los que hipotéticamente quedó plasmada la sangre del Salvador y (¿por qué no decirlo?) su rostro.
El primero de ellos, y quizá el más famoso, es la llamada “Sábana Santa” de Turín (Italia), un lienzo que, según la tradición, cubrió el cuepro yacente de Cristo en el sepulcro. Algunos escépticos atribuyeron en un primer momento la autoría del lienzo a las manos del más genial artista y creador de todos los tiempos: Leonardo Da Vinci, al adeverir ciertas similitudes en cuanto a las técnicas pictóricas del artista.Es más, se llegó a argumentar que el rostro plasmado en la “Sábana Santa” era el del maestro Da Vinci, al encontrar cierto parecido con un autorretrato. Igualmente, también se dudó sobre la veracidad de la sangre coagulada que aparecía en el mismo lienzo.
Ahora bien, en la actualidad, algunos sectores relacionados con el campo de la ciencia (ligada a la religión), se han encargado de desmitificar esta teoría (el hipotético rostro divino del maestro,plasmado en el Sudario). Estudios actuales han confirmado la veracidad de las manchas de sangre que se aprecian en
Pero las investigaciones no cesan en el caso de la “Sábana Santa” de Turín...
El segundo caso, se trata del “Santo Sudario” de Oviedo (España), que, según la tradición cristiana, llegó a las costas asturianas en un arca, custodiada por dos ángeles, en la que además se encontraban numerosas reliquias de Santos; como pudiera ser un trozo del velo de
Pero la parte más interesante de este supuesto misterio radica en las extrañas coincidencias que guarda con respecto a la “Sában Santa” de Turín. Así, se vuelven a encontrar restos de sangre del tipo AB, perteneciente a un varón, de unos treinta años, con barba incipiente y bigote; se aprecian asimismo restos de sudor, así como también evidencias de que los cabellos estuvieron manchados por la sangre y el sudor. Es difícil determinar la altura del cuerpo que aparecía cubierto por el sudario, ya que éste tan sólo cubría la cabeza del individuo, pero según las características del rostro, la altura del individuo estaría comprendida entre 1´80m y 1´75m.
Por otro lado, la situación de los restos de sangre del rostro y del cuero cabelludo coinciden en cuanto a la situación de los de la “Sábana Santa”; es decir, aparecen reflejadas en los mismos puntos, por lo que se baraja la posibilidad de que cubrieran el mismo cuerpo.
Y la cosa no queda ahí: entre las fibras del lienzo, se encuentran restos de la misma espora del tipo anterior.
¿Simple casualidad? ¿O estamos ante la verificación de un hecho? Se dice que las casualidades no existen, sólo lo inevitable... y aún queda un aspecto aún más oscuro (o misterioso) de esta historia: el supuesto “Paño de
Antiguamente, este Paño o retrato de Jesucristo se custodiaba entre los numerosos tesoros del Vaticano, pero a principios de
En el mismo, se aprecia el rostro de un hombre de unos treinta años, de cabellos largos, bigote y barba incipiente; la boca aparece entreabierta, dejando ver la parte posterior de su dentadura. Igualmente, por medio de un estudio pormenorizado del rostro, se ha llegado a constatar que pertenecería a un hombre adulto, de 1´80m de estatura.
No queda ahí la cosa: por medio de diversas pruebas de Rayos X y otras de distinta índole, se ha podido constatar que en el rostro del hombre aparecen una serie de cardenales y magulladuras, en tanto que el sudor enmarca su rostro. Casualmente, dichos cardenales aparecen en los puntos sangrantes constatados en los otros dos lienzos, así como también restos de sangre situados en la comisura de los labios y las sienes.Y dicha sangre es... del tipo AB.
Y la última coincidencia: la espora.
Algunos escépticos han mantenido que este lienzo fue dibujado por las manos hábiles de un monje de clausura, pero dada la antigúedad del mismo (unos dos mil años) esta hipótesis ha sido descartada. Es más, las pruebas practicadas determinan que NO HAY RESTOS DE PINTURA EN DICHA TELA, por lo que las fibras aparecen parcialmente limpias de cualquier material producido por la mano del hombre (a excepción, claro está, de la propia tela).
El tiempo lo dirá, pero en mi opinión personal, este “supuesto” rostro de Cristo me ha desmitificado un mito: es feísimo (esto no es nada objetivo, lo sé, pero a veces lo chabacano y lo vanal pueden!!).
1 comentario:
Por cierto, que yo tuve la oportunidad de ver el Santo Sudario de Oviedo (Asturias) y,la verdad sea dicha, mucha sangre no aprecié. Me pareció más (aunque algunos les duela) un trapo sucio que un objeto digno de ser llamado reliquia.
Hay opiniones para todo...
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