Y es que la cosa en España va cada vez peor (como ya estamos comprobando con nuestros propios ojos). Aquel tiempo en el que podíamos considerarnos como una potencia mundial, en el que nuestro país, de cara al mundo, infundía respeto, en un tiempo en el que constituíamos un Imperio "donde nunca se ponía el Sol"; y en esos tiempos, incluso nuestra cultura pasaba por ser una de las más florecientes de la Humanidad...
¿Qué queda ahora de esa época? Nada: dirigentes que pretenden encaminar nuestros pasos hacia la incultura, convirtiéndonos en simples bestias de carga sin capacidad de razonamiento o, simplemente, de pensar; enseñanzas que nos encaminan hacia la incomprensión, el egoísmo y la intransigencia; nuevas generaciones que se dejan llevar por el camino más fácil (el de los puños y los improperios), para conseguir los más nimios deseos...
Y, para colmo, dirigentes que nos están haciendo quedar ante los ojos del mundo como el "Hazmerreír del patio". De ser un país poderoso, que cultivaba sus relaciones con Austria, Inglaterra, Italia y demás capitales de la cultura, hemos pasado a ser un país en el que la cultura y la lógica han perdido su razón de ser y la política de alianzas se basan en meras directrices políticas que no llevan a ningún sitio.
Sin lugar a dudas, si Felipe II levantara la cabeza de su tumba del Monasterio del Escorial, se llevaría las manos a la cabeza con toda seguridad al ver en qué ha quedado el Imperio que él nos legó...
¿Qué queda ahora de esa época? Nada: dirigentes que pretenden encaminar nuestros pasos hacia la incultura, convirtiéndonos en simples bestias de carga sin capacidad de razonamiento o, simplemente, de pensar; enseñanzas que nos encaminan hacia la incomprensión, el egoísmo y la intransigencia; nuevas generaciones que se dejan llevar por el camino más fácil (el de los puños y los improperios), para conseguir los más nimios deseos...
Y, para colmo, dirigentes que nos están haciendo quedar ante los ojos del mundo como el "Hazmerreír del patio". De ser un país poderoso, que cultivaba sus relaciones con Austria, Inglaterra, Italia y demás capitales de la cultura, hemos pasado a ser un país en el que la cultura y la lógica han perdido su razón de ser y la política de alianzas se basan en meras directrices políticas que no llevan a ningún sitio.
Sin lugar a dudas, si Felipe II levantara la cabeza de su tumba del Monasterio del Escorial, se llevaría las manos a la cabeza con toda seguridad al ver en qué ha quedado el Imperio que él nos legó...
1 comentario:
Pues somos la gente la que nos tenemos que levantar, y no dejar a otros que lo hagan por nosotros.
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