25.7.07

Los 21 Guerreros: Cuento 19

El 19º en caer, y ya quedaban menos...

Desde pequeños siempre habían estado juntos y en la actualidad se querían más aún que lo que se quieren dos hermanos o dos amantes. Por lo menos eso era lo que pensaba Lucius de su amigo Arghok. De pequeños jugaban juntos, después estudiaron juntos, se entrenaban juntos y hoy habían vencido juntos la batalla por las tierras de Valdher.

Ambos estaban casi ensoñados, pletóricos, felices de haber vivido esta victoria y de haberla conseguido juntos. Entre abrazos se felicitaron de una forma sincera y casi romántica. Fue este el momento en que Lucius se dio cuenta de que estaba perdidamente enamorado de Arghok. Pero sabía que Arghok no llegaba hasta este punto, pues sabía que era un muchacho que le costaba amar, y más aún a su padre, hacia el que sentía unos profundos celos. Pero a él le daba igual, estar a su lado ya era una magnífica recompensa, y disfrutar de su compañía y cariño, mucho más. Esa noche, tras el ritual por los caídos, Lucius y Arghok se pasearon bajo la noche estrellada, narrando sus inquietudes y eventualidades. De repente, Arghok, que estaba muy serio, se volvió hacia Lucius y le pidió que se casara con él. Lucius estuvo varios segundos sin poder escuchar nada más, se había quedado paralizado. Tras reaccionar, aceptó entre risas la petición y Arghok contestó de igual forma. Sin perder un instante, fueron a buscar al sacerdote del campamento, que los unió en matrimonio en poco tiempo. Aunque breve, Lucius no olvidaría esta ceremonia en su vida. Justo después, ambos corrieron de la mano hasta la tienda del padre de Arghok: el general Arghem. Lucius pensó que este era el gesto con el que ambos se reconciliarían. Al entrar, Arghok dio la feliz noticia y de inmediato se inundaron en un pasional beso, que le resultó infinito a Lucius, que no cabía en sí de gozo. El general les dio su bendición y les deseó suerte. Pero algo ocurrió. Arghok empujó a Lucius al suelo, iracundo, y confesó a su padre que todo esto era un montaje para enfadarle. Sin salir de su asombro, Lucius vio cómo Arghok salía movido por la ira de la tienda, mientras él se quedó humillado ante la venerable figura del general. No podía soportarlo. Estalló a llorar pues su alma había sido destruida. Salió corriendo del campamento, hasta perderse en lo más profundo del bosque, mientras recordaba tan felices momentos, antes de que se vieran manchados con tan horrible situación... Por miedo a que esto pasara, Lucius se colgó de un árbol, pues prefería morir aún con los bellos recuerdos a que la última noche lo atormentara toda la vida.

Lucius fue el décimo noveno en caer, y cada vez quedaban menos...

Uff, qué mal escrita está esta historia xD

2 comentarios:

Diego dijo...

Bueno, dos relatos más y me pondré a postear otro tipo de cosas!

Mavichi dijo...

Jajaja!!! Habría que empezar a postear "Penuriez" ;)