17.12.07

La leyenda del cuarto Rey Mago

Se trata de una leyenda que comenzó a circular en el siglo XIX, por lo que tiene vestigios de fantasía, pero, ¿quién dice que no pueda ser verdad?

Según la tradición, este cuarto Rey Mago, un príncipe persa, de nombre Artabán, habría quedado con sus tres compañeros en reunirse, en pos de la estrella guía, en el zigurat de Borsippa. El objetivo: partir juntos hacia Belén, con el fin de adorar al Rey de Reyes y ofrcerle una triple ofrenda (un diamante, un pedazo de jaspe y un rubí).

No obstante, en el camino se encontró con un moribundo y desahuciado por unos crueles bandidos, al que ofreció el diamante que llevaba como ofrenda al Redentor. Durante un tiempo, se quedó junto al hombre, curó sus heridas y le ayudó en todo lo que pudo (la leyenda no nos dice qué pasó con el pobre desgraciado, pero se supone que murió poco después de la partida de Artabán).

Así, queriendo alcanzar a sus compañeros, Artabán puso rumbo a Belén, pero cuando llegó se dio cuenta de que era demasiado tarde: sus compañeros habían partido (le habían esperado largo tiempo, pero no podían dilatar mucho más la espera, a la vista de los acontecimientos que iban a producirse; no obstante, le dejaron una nota haciéndole partícipe de su paradero y encomendándole al cuidado de la estrella guía) y la Sagrada Familia había huído rumbo a Egipto, con el fin de escapar de la tiranía de Herodes el Grande (que moriría poco después), y que había ordenado la matanza de todos los niños menores de dos años de la ciudad de Belén.

Al llegar allí, se encontró con que un soldado pretendía degollar a un recién nacido. Ante la desesperación de su madre y apiadado de la pobre criatura, Artabán ofreció al soldado el rubí que llevaba como ofrenda para el Niño Jesús, a cambio de la vida del recién nacido. Esto le valió ser descubierto por las hordas de Herodes, quienes lo apresaron y lo mantuvieron en cautiverio durante treinta años.

Al cabo de este período de tiempo, fue liberado. Sin embargo, antes de salir de prisión, ya habían llegado a sus oídos las noticias sobre un gran profeta que predicaba en Israel un mensaje cargado de promesas de amor, esperanza y salvación; un profeta del que se decía que era el Mesías, el Hijo de Dios vive, el Rey de Reyes... Era áquel al que había estado buscando durante toda su vida y al que había ido a adorar.

Su liberación, coincidió con la condena a muerte de aquel Niño hecho Hombre, por lo que encaminó sus pasos hacia el Calvario o Gólgota, con el fin de poder contemplar con sus ojos a Aquel que lavaría los pecados de un mundo atenazado por una devastación dantesca, que amenazaba con propagarse.

Al verlo allí, pendiendo de una Cruz, Artabán lo reconoció sin que en su corazón apareciese atisbo alguno de dudas y, arrodillándose humildemente a los pies del instrumento de su tortura, le ofreció como ofrenda el último presente que aún llevaba consigo: el pedazo de jaspe. En ese mismo instante, Jesús muere en la cruz.

Una piedra golpea a Artabán y entre la inconsciencia y la ensoñación, se presenta una figura que le dice: “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste”. Desorientado y exhausto pregunta: “¿Cuándo hice yo esas cosas?”, y con la misma expiración recibe la respuesta: “Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí”. Con Él se elevó a los mismos cielos que en su juventud le guiaron en pos del Destino finalmente alcanzado.

He aquí esta preciosa leyenda sobre el cuarto Rey Mago. ¿Quién dice que no pudiera ser verdad?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué triste, dios!!! Pero me recuerda a Ben-hur...

Diego dijo...

En esos tiempos no había inmunidad diplomática... Es como si hoy en día un picoleto hubiera detenido a Gadafi por intentar sobornarle con una jaima :S

Cheto dijo...

Qué bonita leyenda :) aunque pobrecillo el tal Artabán, que se encontraba to lo malo por el camino :P

Pero bueno, seguro que de vez en cuando le echa una manilla a los Reyes Magos sin que nos enteremos ^_^ Ole, ole y ole! por Artabán.