En ocasiones mi alma se siente sumida en un mar de dudas que amenazan con atenazar mi garganta, con rasgar mi corazón con la misma facilidad con que se rasga un trozo de papel; en ocasiones mi alma se siente sumergida en lo más profundo del océano, como si quisiera bucear en lo más profundo de mi propio ser, que parece más confuso que mis propios pensamientos.
Pensamiento, acción... Sin tener un pensamiento no podríamos actuar, y en ocasiones nuestros dictados nos recomiendan llevar a cabo acciones que no tienen nada que ver con lo que en un primer momento nuestra mente ha forjado en nuestra retina. Acciones que para una parte de la sociedad son "coherentes", en tanto que para otros son "descabelladas".
Pero lo más descabellado es, sin duda, la opinión de ciertos sectores que, para mi sorpresa, consideran que el hacer realmente aquello que queremos es una locura.
En ocasiones pienso que mi camino lo traza la sociedad y no yo misma, que estoy hecha para seguir un determinado patrón de conducta que en nada tiene que ver con lo que yo misma soy. Mis deseos, mis sueños, mis aspiraciones, parecen reducirse ante la opinión de ciertos individuos que dicen llevar la razón. Y te tachan de loco por hacer aquello que no tiene que ver con lo que ellos denominan "normal".
Aunque en ocasiones también pienso que, gracias a ciertas locuras de mal llamados locos como Da Vinci, Galileo y tantos otros, la humanidad ha llegado a avanzar.
Gracias a la locura de los genios.
Pensamiento, acción... Sin tener un pensamiento no podríamos actuar, y en ocasiones nuestros dictados nos recomiendan llevar a cabo acciones que no tienen nada que ver con lo que en un primer momento nuestra mente ha forjado en nuestra retina. Acciones que para una parte de la sociedad son "coherentes", en tanto que para otros son "descabelladas".
Pero lo más descabellado es, sin duda, la opinión de ciertos sectores que, para mi sorpresa, consideran que el hacer realmente aquello que queremos es una locura.
En ocasiones pienso que mi camino lo traza la sociedad y no yo misma, que estoy hecha para seguir un determinado patrón de conducta que en nada tiene que ver con lo que yo misma soy. Mis deseos, mis sueños, mis aspiraciones, parecen reducirse ante la opinión de ciertos individuos que dicen llevar la razón. Y te tachan de loco por hacer aquello que no tiene que ver con lo que ellos denominan "normal".
Aunque en ocasiones también pienso que, gracias a ciertas locuras de mal llamados locos como Da Vinci, Galileo y tantos otros, la humanidad ha llegado a avanzar.
Gracias a la locura de los genios.
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