31.5.07

Los 21 Guerreros: Cuento 12

Ya hemos superado el ecuador de la saga ¡Nos vamos acercando al final!

El 12º en caer, y ya quedaban menos...

Cuquer siempre había sido un bufón de segunda clase. Tan poca gracia hacía que más de una vez había tenido que salir huyendo para evitar ser apaleado. De hecho ocultaba grandes cicatrices bajo su disfraz por cortes o golpes que había recibido de sus espectáculos.


Ahora se encontraba trabajando para el ejército del Rey Koh, que acababa de conquistar las tierras de Valdher. En teoría su trabajo no sería muy difícil, porque los soldados estarían lo suficientemente alegres como para tener que intervenir él. No obstante, intentaría cumplir su cometido lo mejor posible. Por eso esperó a que uno de los soldados acabara un espectacular número de puntería para entrar en escena. Al principio apenas le hicieron caso, pero consiguió llamar la atención de los presentes al recibir un flechazo del anterior soldado en uno de sus cascabeles. Por fin pudo empezar a contar alguno de sus chistes. Los primeros apenas tenían gracia, porque Cuquer se equivocaba al contarlos. Los siguientes incluso sentaron mal, porque no tenían gracia, directamente. Cuquer quiso arriesgar demasiado con una tercera tanda, que acabó con el lanzamiento de jarras y barriles hacia su persona. La gente le abucheaba. Por eso, el encargado del banquete se encargó de despedirle y le pidió que abandonara el campamento antes de que saliera el sol. Cuquer, enfadado, comenzó a beber, por lo menos para aprovechar el tiempo que le quedara aquí. Con la borrachera, su enfado se hizo cada vez más manifiesto, puesto que empezó a quejarse en voz alta, insultando al encargado y a todos los allí presentes. Cada vez parecía importarle menos su seguridad, ya que empezó a gritar, a incordiar a los soldados y a meterse con sus familias. Pero esto pareció hacer gracia a los comensales, que le aplaudían y vitoreaban por tan vergonzoso espectáculo. Sin pretendérselo había conseguido la actuación de su vida. Por eso, en un último momento de lucidez, pensó que a partir de ahora recurriría al alcohol para hacer sus espectáculos. Cogió sus bártulos y se fue al pueblo más cercano.

Cuquer fue el decimosegundo en caer, y cada vez quedaban menos...

1 comentario:

Mavichi dijo...

Y ya esperamos con ansia el fatal desenlace...